El cine documental tiene un papel crucial en nuestra sociedad. Nos permite conocer historias que de otro modo podrían pasar desapercibidas, explorar temas complejos desde múltiples perspectivas y, en muchos casos, desafiar nuestras propias creencias y prejuicios. Al abordar temas reales, el documental tiene el poder de generar empatía, concientización y acción.

El cine documental es mucho más que un simple registro de la realidad. Es una forma de arte que utiliza herramientas audiovisuales para explorar, representar y reflexionar sobre el mundo que nos rodea. A diferencia de la ficción, que crea mundos imaginarios y narrativas inventadas, el documental se basa en hechos reales, personas auténticas y eventos históricos o contemporáneos. Su propósito principal no es entretener, sino informar, educar y generar reflexión. Es un género que, aunque a menudo se asocia con lo académico, tiene el poder de conectar emocionalmente con las personas al mostrar historias humanas reales.

Un documental no se limita a "reproducir" la realidad. En cambio, la interpreta desde una perspectiva particular. Cada documentalista aporta su propia mirada, seleccionando qué mostrar, cómo hacerlo y qué aspectos enfatizar. Esto significa que, aunque el documental se basa en hechos reales, siempre incluye un componente subjetivo. Es esta mezcla de objetividad y subjetividad lo que lo convierte en un medio tan fascinante para explorar temas sociales, culturales, históricos o personales.

Además, el cine documental tiene un compromiso ético muy fuerte. Los realizadores suelen esforzarse por representar la realidad de manera fiel y respetuosa, evitando distorsionar los hechos o manipular a las personas involucradas. Este compromiso con la verdad es una de las razones por las que el documental tiene tanto peso en el ámbito educativo y social.